La
enseñanza de las locuciones
a estudiantes de E/LE
Esther Gutiérrez Quintana (UECE)
Sobre
las locuciones
Las
locuciones pueden
ser consideradas un
tipo de unidad fraseológica
junto con los refranes, las
fórmulas rutinarias o las
colocaciones. Las
unidades fraseológicas se describen, en primer
lugar,
como la fijación de dos o más palabras, pero son
determinantes también la
alta frecuencia de
uso, la combinación de
unidades, la fijación
formal y semántica, también llamada idiomaticidad,
y además son permutables
por un
enunciado. En cuanto a la identificación de las
locuciones, podemos decir
que la verdadera dificultad reside en establecer y
definir las
características
que las diferencian de otros
tipos de estructuras,
sobre
todo
si tenemos en cuenta
que es muy complicado
separar las locuciones de otros
elementos de
similares
características
como los refranes o las colocaciones.
Por eso,
para estudiar los rasgos
que las definen y separan de otros
sintagmas o
enunciados es necesario situarlas en un
contexto
que
nos ayude a
determinar dichos rasgos,
como veremos en el
próximo
capítulo. Asimismo,
nos encontramos
ante un
problema de
tipo
terminológico, puesto
que las locuciones se reconocen también con nombres
como
modismos,
frases hechas y expresiones fijas,
principalmente. El
término de
modismo fue ya rechazado
por
Casares hace más de cincuenta años, pues se refiere
a un
componente
idiomático de la lengua pero sin
aludir a su naturaleza de fenómeno
lingüístico. La denominación de
frase hecha resulta
demasiado
vaga e inexacta ya
que no
marca
unos límites
claros,
sino
que según esta definición casi
todo puede
ser
una
frase hecha. Más acertado y
generalmente admitido es el
término de expresión fija, ya utilizado
por Alberto Zuluaga en su primer
manual
sobre fraseología. En cuanto al
término locución,
que en un principio fue utilizado
por algunos
autores
para
designar un
tipo
determinado de expresiones fijas, es el más
utilizado en la bibliografía existente
sobre el
tema y en el ámbito de la fraseología en
general, aunque
esto no quita
que en algunos
manuales y libros de didáctica se descubran siempre
nuevas e inusitadas denominaciones.
Entre las definiciones más actuales
nos parecen muy
claras las
que se proponen en
CLAVE, el Diccionario de
uso del español actual, publicado en
1996,
que considera la locución
una “combinación fija de palabras
que forman un
solo
elemento
oracional y cuyo
significado no es siempre el de la
suma de
significados de sus miembros” y la de la
vigésimo primera edición del DRAE “combinación
estable de dos o más palabras,
que funciona
como oración o
como
elemento
oracional, y cuyo
sentido unitario no siempre se justifica,
como
suma del
significado de los
componentes”.
Para no caer en confusión, es
importante
diferenciar las locuciones de los
sintagmas metafóricos, puesto
que la
metáfora es un
recurso de la lengua
que se
usa con mucha frecuencia y en varios
tipos de
textos y
registros. Además, son abundantes las
metáforas lexicalizadas, es decir,
que se han instaurado de manera
decisiva en el
sistema
lingüístico gracias al
uso
profuso
que se ha hecho de ellas, y
que, no sólo presentan un
alto nivel de idiomaticidad,
sino
que puede haber tenido
lugar la fijación de alguna de sus
partes. Otra razón
que puede hacer
que un
sintagma
metafórico se confunda con
una locución la encontramos en los
casos en los
que el
atributo
metafórico está estrechamente unido con la
cópula, de manera
que no es posible combinarlo con otro
verbo (ser un
lince,
refrescar la memoria, llevar los pantalones,
etc.) Tampoco tenemos
que
confundir las locuciones con las
unidades sintagmáticas o con las
colocaciones. Las primeras son un
tipo de compuesto
que se
forma
por medio de un procedimiento de creación
regular y
que forman
unidades de
sentido
entre los dos miembros de
una relación de identidad. En cambio, las
colocaciones son
unidades fraseológicas
que se diferencian de las locuciones
por su
falta de consolidación. En
definitiva, la locución es,
ante
todo, un
tipo de
sintagma,
junto con las
metáforas libres, los compuestos
sintagmáticos y las colocaciones, pero
frente a estas categorías presentan un rasgo propio:
el de
ser los
sintagmas más estables. No
obstante, no se puede
olvidar
que no pueden separarse de las
anteriores, puesto
que la lengua está formada
por un continuum de
unidades
que evolucionan, y en algunos
casos estos
sintagmas pueden llegar
incluso a la categoría de locuciones dependiendo
del
grado de fijación e idiomaticidad alcanzado.
Características
generales
En el
capítulo
anterior
nos referíamos a dos cuestiones
que determinan
si estamos
frente a
una locución o
frente a otro
tipo de unidad fraseológica: la fijación y la
idiomaticidad. Primeramente, hay
que
determinar
si el
sintagma
que se está examinando es fijo o
si se
trata de un
sintagma libre. Un procedimiento
para
identificar
este
tipo de combinaciones es comprobar
si es posible la sustitución de sus varios
elementos y
si existe la posibilidad de introducir
elementos nuevos en dicho
sintagma. Las locuciones tienen un comportamiento
unitario
que las caracteriza pues sus
componentes no son sustituibles ni admiten la
variación de su estructura
mediante la introducción de
formas nuevas. En cuanto a los varios
elementos
que conforman
una locución, éstos no permiten
generalmente variaciones
como la inclusión de un sufijo o un adyacente y
tampoco se admitirían determinadas variaciones
como la
forma pasiva, aunque puede
suceder
que alguno de sus formantes pueda
ser sustituido
por
una
forma sinónima.
Una
característica más de las locuciones es
que pueden
presentar ciertas anomalías
que a su
vez determinan un rasgo propio de éstas.
Por ejemplo, la pronominalización anómala (dársela
con queso), el
uso de un pronombre de
objeto directo (tomar
las de Villadiego)
que indica
que se ha producido
una evolución
desde
estados sincrónicos
anteriores y
que se ha fosilizado,
falta de concordancia
entre el
núcleo y su adyacente (a
pies juntillas), etc.
En algunas locuciones encontramos
elementos
que no se registran en otros
enunciados, y
que son
exclusivos de algunas
unidades fraseológicas (a troche y moche, a la
virulé). Estos
elementos idiosincrásicos reciben el nombre de
palabras diacríticas, según la definición de Zuluaga (1980: 102-103) puesto
que al
ser formantes
exclusivos de las locuciones funcionan
como
signo
diacrítico de las mismas y
como
índices de
que la fijación se está llevando a
cabo. En
definitiva, la fijación es la primera de las
características de las locuciones, puesto
que son
sintagmas
que siempre se reproducen del mismo
modo, no permiten modificaciones de su estructura
como la sustitución o la adición de
complementos y en ocasiones contienen palabras
diacríticas.
La idiomaticidad es la
segunda
característica
que diferencia a las locuciones de otros
enunciados. Su
significado se aleja del
significado
literal y, aunque en la mayoría de los
casos
esto sobreviene
por medio de
una
metáfora, en otras ocasiones el medio
para
este alejamiento será el empleo de otros
recursos estilísticos
como la metonimia o la
hipérbole. A veces la locución puede tener un
equivalente
literal pero sus
significados
respectivos se suelen
encontrar
bastante alejados, de hecho, sucede frecuentemente
que la
falta de un
homófono
literal dificulta la interpretación de la locución,
ya
que no sería
una expresión
transparente, no existiría
elemento alguno
que indicase al
aprendiz de español el verdadero
sentido de dicha unidad fraseológica. En el
caso
anterior, no sería posible
proceder a
una lectura
específica de
cada
una de sus
partes,
sino
que habría
que
buscar el
sentido
figurado
general del
sintagma.
Otra circunstancia
que induce a la idiomaticidad en
una locución es la aparición de
una palabra
diacrítica, luego serán idiomáticas también,
además de fijas, todas las locuciones
que contengan
una anomalía, cuya fosilización se refleje
tanto
desde el punto de
vista sintáctico
como semántico. No
obstante, ésta no es
una regla exacta
porque hay
casos de locuciones cuya interpretación sí es la
suma del
significado de sus
elementos, lo
que quiere decir
que sería
una locución fija pero no
idiomática (hacerse el
loco, tener
claro
algo), de la misma manera
que otras locuciones tienen
una
parte
figurada y otra
literal (vivir del cuento).
Existen también algunos
sintagmas
figurados
que son
idiomáticos pero no fijos, puesto
que, aunque sólo cabe la interpretación
figurada, tienen la
característica de
poder sufrir variaciones en sus
componentes, añadir un
elemento o
variar el orden de los mismos y,
por lo
tanto, al no haber fijación no se puede hablar de
locuciones.
Finalmente, en español hay también locuciones en
proceso de fijación,
que manifiestan idiomaticidad
como ponerse medallas, echar un cable,
etc., no olvidemos
que la lengua cambia y evoluciona a lo
largo del tiempo y
que algunas locuciones tienen, en su acepción
moderna, un
significado muy
diferente al originario.
Posibles
clasificaciones
No
menos
problemático se presenta el asunto de la
clasificación de las locuciones
por categorías. Éste es un
tema
que fue abordado en su
momento
por
autores
expertos en fraseología
como Zuluaga,
Casares o Gloria Corpas,
que proponen clasificaciones
bastante novedosas.
Por su
parte, Ruiz Gurillo (2001: 37-46) recoge dos
propuestas de clasificación, además de la suya propia. La primera de ellas se
basa en los propios rasgos
internos de las locuciones; es la propuesta de
Tristá (1976-77),
que tiene en cuenta el
grado de motivación y fosilización y
que, en orden creciente, distingue
entre adherencias fraseológicas, poco
motivadas y muy fosilizadas (a
pies juntillas)
unidades fraseológicas,
que presentan
una motivación mayor (pasar las de Caín),
combinaciones fraseológicas,
que tienen cierto
grado de regularidad (hacer el paripé) y
expresiones fraseológicas, semánticamente indivisibles y formadas
por palabras libres (centro
docente
superior). Alberto Zuluaga (1980: 135-138),
en cambio, no tiene en cuenta
exclusivamente la motivación,
sino también el
grado de fijación e idiomaticidad de las locuciones,
además de
distinguir
entre expresiones no fijas o libres (bailar
y
cantar), construcciones fijas
que no presentan idiomaticidad (dime con quién
andas y
te diré quién eres), expresiones
semiidiomáticas,
que son expresiones fijas cuyo
significado no es ni
literal ni
completamente inmotivado (un
lobo con piel de oveja) y,
por
último, las expresiones idiomáticas, en las
que al
menos
uno de sus
componentes es
parte de un
signo
total (Alma
Mater).
Si las expresiones fijas idiomáticas presentan
una
sola
parte fija se consideran mixtas (terco
como
una
mula);
si incluyen
elementos
arcaicos,
procedentes de otras lenguas históricas o
creaciones únicas, serán idiomáticas con
elementos
únicos (mondo y lirondo); pueden
presentar anomalías estructurales
como la concordancia de género
irregular (a ojos
vistas), orden de palabras anómalo (de
armas
tomar) o un pronombre sin referencia a un nombre
determinado (hacer de las suyas); pueden
ser idiomáticas con
elementos metalingüísticos autodesignativos (meter
las cuatro) o idiomáticas con estructura
regular (tomar el
pelo). En tercer
lugar, Ruiz Gurillo propone otra clasificación de
las
unidades fraseológicas
que ella misma llama de
centro y
periferia, según las propiedades de fijación e
idiomaticidad en secuencias derivadas de su estructura
formal, pudiendo tener
una idea
general de los
sintagmas
nominales, los
sintagmas
verbales y los
sintagmas prepositivos fraseológicos fijos del
español.
El
segundo
tipo de clasificación al
que se aludía al principio se establece según la
categoría sintáctica a la
que las locuciones pertenecen: pueden
ser
nominales, adjetivales, adverbiales, prepositivas y
conjuntivas,
por lo
que se denominará clasificación categorial. Las
propuestas más
relevantes son las de
Casares (1950), Zuluaga (1980) y Corpas (1996).
Casares propone
una clasificación en locuciones
significantes,
que cuentan con
elementos conceptuales con
significado
léxico y conexivas,
que tienen sólo
significado
gramatical. Las primeras se dividen en
denominativas,
si tienen relación con un nombre común (tocino
de cielo),
singulares,
si están relacionadas con el nombre propio (la
carabina de Ambrosio) e
infinitivas,
si se relacionan con el
infinitivo (coser y
cantar). Las segundas pueden
ser
conjuntivas (con
tal
que) o prepositivas (en pos de).
Zuluaga (1980: 139) resume la clasificación de
Casares y propone
una ordenación de las expresiones fijas dependiendo
del nivel de estructuración en
que pueden combinarse: la palabra, el
sintagma, la
frase y el
texto.
Por
último, Corpas (1996: 270) distingue
entre locuciones
nominales (mosquita
muerta), adjetivas (corriente y moliente), adverbiales (gota
a
gota),
verbales (nadar y
guardar la ropa), prepositivas (gracias a),
conjuntivas (antes
bien) y clausales (salirle a alguien el
tiro
por la culata).
La
enseñanza de las locuciones en e/le
La enseñanza
de las
unidades fraseológicas a estudiantes de E/LE se
puede
enfocar
desde varios puntos de
vista,
por ejemplo, dependiendo de los contenidos
funcionales
que el alumno debe asimilar en un
contexto
determinado de enseñanza-aprendizaje o dependiendo
de las funciones comunicativas
que se quieran ejercitar.
La mayor
dificultad
para la enseñanza de estos
elementos en muchos
casos proviene de la
falta de equivalencia
entre el
significado
figurado de la locución y el
significado
literal de
cada
uno de sus constituyentes. Esta
falta de identificación semántica
entre las
partes y el
todo, provoca en el
discente dificultades a la
hora de comprender estas estructuras y de
utilizarlas de manera espontánea en sus intercambios
comunicativos.
Otro
problema es
que las
locuciones son
unidades fijas,
lo
que induce al
riesgo de memorización de las mismas
por
parte de los
alumnos. Pero la mayor carencia es, sin duda, la
falta de
material
didáctico
específico
para el aprendizaje en el
aula de
locuciones y de
unidades
fraseológicas en
general. Pese
a ello,
nada
nos impide
aprovechar el
material ya
existente,
como los
varios y muy
útiles
diccionarios de
unidades
fraseológicas, los apartados dedicados a las locuciones en otros diccionarios (por
ejemplo en la versión electrónica de
CLAVE) o los
libros de ejercicios, sin
olvidar
que el
material
didáctico más adecuado es siempre el
que el propio
profesor elabora, dependiendo del nivel y
objetivos
específicos
del
grupo con el
que trabaja.
Una
eficiente
clasificación, un análisis semántico
sensato y la
creación de un surtido y
sistemático
conjunto de
ejercicios
que consientan
su entrenamiento, serán las
técnicas más
eficaces
para
presentar
las locuciones de
forma
ordenada y
asimilable
por
parte de los
discentes.
En lo concerniente a la complejidad
específica de estas
formas, debemos tener siempre en cuenta
que no es un sector de la lengua
fácil de
presentar en un
contexto didáctico. El profesor de E/LE no podrá
profundizar de inmediato en el estudio de las locuciones,
sino
que es preferible
que los estudiantes
que afronten
este
argumento, dispongan ya de un cierto nivel de
competencia
lingüística y
comunicativa. El
requisito de haber alcanzado un nivel intermedio o
superior es sin duda ineludible
para
captar ciertos matices semánticos y
utilizar las locuciones en
contextos
lingüísticos adecuados.
Por otro
lado, no olvidemos
que estamos hablando de
una
parte
significativa de nuestra lengua
que, en ningún
caso, podemos
obviar en el proceso de enseñanza-aprendizaje, puesto
que renunciaríamos a
recursos muy fructíferos
para ciertos
usos
sociales del lenguaje o
para la organización el
discurso,
entre otras cosas.
Propuesta
didáctica: ejercicios
Existen muchas
formas de
presentar
las locuciones de
forma didáctica, pero hay
que tener
siempre en cuenta
que ciertas
técnicas
como análisis
formal,
desde el punto
de
vista
sintáctico, semántico o morfológico, o el análisis
pragmático, resultan
soluciones poco pedagógicas. Es
importante
que, en
una propuesta
didáctica de
este
tipo, se opere
con
una
metodología
que permita al
alumno descubrir el
sentido de las
locuciones
por medio de
la observación, el análisis y la deducción;
que le permita
producir y
sistematizar las
estructuras aprendidas y
que le lleve a
generalizar y conceptuar
lo aprendido. En nuestra propuesta diferenciaremos los varios ejercicios
dependiendo del
material
que se
requiere
para realizarlos. Estas
actividades están pensadas preferiblemente
para estudiantes con un
cierto
grado de
competencia
lingüística en español, es
decir,
para
grupos de
nivel intermedio-superior. También presuponemos
que los
alumnos son capaces de
utilizar el diccionario
con
soltura,
para lo
que podría
ser
útil
dedicar alguna clase
para
que se
familiaricen con los diccionarios fraseológicos.
Actividades con diccionario
I. Relaciona
estas locuciones con su definición:
a los
pies
(de alguien), con
pies
de plomo, al pie del cañón, a
pies
juntillas, con el pie izquierdo, al pie de la
letra,
cojear del mismo pie, buscare tres
pies
al
gato,
con los
pies
por
delante, nacer de pie
empeñarse en
encontrar
dificultades,
inconvenientes,
o complicaciones /
atento
y sin
abandonar
el deber / despacio, con
cuidado
o con
cautela
/ muerto o sin
vida
/
firmemente,
sin la
menor
duda / sin acierto o con
mala
suerte / a su entero servicio / tener el mismo defecto /
literalmente
/ tener muy buena suerte
II.
Busca
locuciones en el diccionario
para
continuar
estas series:
-cabeza hueca, cabeza de chorlito, cabeza
de
turco,
cabeza de familia, cabeza
dura,...
-juego de
manos, juego de
rol, juego de niños,...
-mandar (a alguien) a la
porra,
mandar (a
alguien) a freír espárragos,...
-salir rana, salir
mal
parado, salir el
tiro
por
la culata,...
-subirse a la parra, subirse
por
las
paredes,
subirse a la chepa (de alguien),...
III.
Busca
en el diccionario estos
pares
de locuciones y di cuáles de ellas son
coloquiales:
como
pez
en el agua,
estar
pez
peder
los
papeles,
papel
mojado
chupar
la sangre, a sangre fría
a precio de
coste, no tener precio
echar
una
cana
al aire, peinar
canas
Ahora
forma
una
frase con
cada
uno de los
significados
que has encontrado.
IV.
Prepara
una
lista
de locuciones.
Tu
compañero deberá
encontrar
su
significado
y
formar
una
frase
con ellas.
V.
Elige la locución correcta
entre
estas dos posibilidades buscando en el diccionario.
a
bombo
y platillo / con pandereta y platillo
hacérsele (a alguien) la
boca
Fanta / hacérsele (a alguien) la
boca
agua
caérsele (a alguien) el
alma a los
tobillos / caérsele (a alguien) el
alma a los
pies
VI. ¿Qué
significa la expresión
correr
con los
gastos?
Explica cómo aparece en
tu
diccionario, ¿es
una
ordenación
alfabética,
o depende del
núcleo
semántico?
VII.
Elabora
una
definición de
cada
una
de las siguientes locuciones. Después comprueba
si
tu
definición se ajusta a la
que
aparece en
tu
diccionario.
a bocajarro
bajar la
guardia
como
agua de mayo |
pelillos a la
mar
rizar
el rizo
hacerse (alguien) el sueco |
VIII.
Sustituye las palabras en
negrita con
una locución
que tenga el mismo
significado de
entre las siguientes: “por
todo lo
alto”, “no
dar pie con
bola”, “ni corto ni perezoso”,
“vacas flacas”,
“apretar el paso”, “estar en un
callejón sin salida”.
Celebró su cumpleaños
con
todo
tipo
de lujos
Has suspendido el examen
porque
no has acertado
nada
Se quitó la ropa y con decisión y sin
pensarlo se tiró al agua
No hay duda, estamos en
una
época
de dificultades y de escasez
Anda
más deprisa o perderemos el tren
He perdido
todo
lo
que
tenía y ahora estoy en
una
situación
difícil
de
resolver
Actividades sin diccionario
A. Comprensión del
significado y contextualización
I. Parafrasea las siguientes
locuciones. No olvides
que el
registro debe
ser el mismo.
Tienes
que
decir un
santo
y seña
para
que
te
abran.
Tuve
que
morderme la lengua
para no contarse
todo
La lluvia dio al
traste
con la excursión
A la cabeza
de la manifestación iban los
pacifistas
Sol.
Contraseña, contenerme, echó a
perder, delante
o en primer
lugar
II.
Te proponemos
una serie de locuciones equivalentes en
tu propia lengua (en italiano, en
este
caso). Relaciónalas y explica su
significado.
bajar la
cabeza
cabeza abajo
a la/en cabeza
cabeza de ajo
cabeza cuadrada
meter en la
cabeza
perder la
cabeza
subirse a la cabeza
tener la cabeza en su sitio |
abbassare la
testa
a
testa
in giù
in
testa
testa
d’aglio
testa
di rapa/cavolo
entrare in
testa
perdere la
testa
dare in
testa
avere la
testa
a
posto |
III. Escribe
una pequeña historia utilizando todas las
locuciones
que
te proponemos a continuación.
ir de
boca
en
boca,
oir
campanas
y no
saber dónde
jugarse el
tipo
lágrimas
de cocodrilo
la
tira |
irse de las
manos
humor
de perros
apretar las tuercas a alguien |
B. Actividades lúdicas[1]
I. Descubre qué
partes del cuerpo son necesarias
par
formar las siguientes
frases hechas.
Hoy está de muy
mal
humor.
Tiene ( ) de pocos
amigos.
Su
marido
es tan egocéntrico
que
se cree el ( ) del
mundo.
Los dos vecinos tuvieron
una
discusión tan fuerte
que
llegaron a las ( ).
¡Cuenta, cuenta! Soy
todo
( ).
A su hermano le gusta
meter las
( ) donde no le llaman.
Nunca
piensa lo
que
dice ni lo
que
hace, así
que
siempre mete la ( )
Es un proyecto muy
importante,
por
eso hay
que
ir con
( ) de plomo.
El
mérito
también es de Carlos, hemos trabajado ( ) con ( )
Juan siempre habla
por
( ) de otro.
Pedro siempre está de
broma,
cuando puede
nos
toma
el ( ).
Ayer
por
la noche estaba tan
preocupado
que
no pegué ( )
Siempre
nos
presta su ayuda, no le cuesta
arrimar el
( )
Tienes más
cara
que
( ) siempre
me
toca fregar a mí.
Es
una
buena persona, se
nota
que
habla con el ( ) en la
mano.
Hace las cosas sin
pensar en las
consecuencias. No tiene dos ( ) de
frente
Le tiramos de la ( ) y acabó
confesándolo
todo.
Solución:
cara, ombligo,
manos,
oídos, narices,
pata,
pies,
codo,
boca,
pelo, ojo,
hombro, espalda, corazón,
dedos,
lengua,
II.
Completa las siguientes
frases hechas con el nombre de
animal
que sea necesario.
Tratar a
alguien con desprecio, es tratarlo
como
al
último (
)
Ser muy miope es
no
ver tres en un
( )
Ir muy deprisa,
sin detenerse en detalles es
ir a
mata
( )
Buscar las
dificultades es buscarle tres
pies
al ( )
Irse a la
cama muy
pronto
es acostarse con las ( )
Meterse en un lío, en un peligro, es
meterse en la
boca
del ( )
Conocer lo
que
pasa en el
momento,
saber lo
que
está de
moda es
estar al
( )
Pagar las
consecuencias
negativas
de
una
acción es
pagar el
( )
No meterse en líos es
ver los
( )
desde
la barrera
Hacer el
tonto
es hacer el ( )
Estar
distraído,
es
estar mirando
las ( )
Solución:
mono,
burro,
caballo,
gato,
gallinas,
lobo,
loro,
pato,
toros,
ganso,
musarañas
III. Explica con
gestos o con dibujos a
tu compañero el
significado de algunas locuciones
que
ambos conozcáis.
Gana el
que más definiciones adivine.
IV. Reordena los
elementos de estas
frases
para
formar locuciones.
mano
/ poner / fuego / la /el / en
en /
camisa
/
mangas
/ de
hacer /
mandar / a /
gárgaras
lobos
/
camada / de
/
una
/ misma
lo / lo / servido /
por
/ comido |
viva
/ llorar /
lágrima
/ a
alguien / a / llevarse / huerto / al
la / liarse / la / a / cabeza /
manta
a /
bandas
/ dos /
jugar
los / a / subírsele / alguien /
humos |
V. En parejas, preparad un
diálogo utilizando las siguientes locuciones.
irse de la lengua, in
sécula
seculorum, huelga de brazos
caídos,
hecho
una
fiera,
hasta
más no
poder, coger el
toro
por
los cuernos
Conclusiones
Es
sabido
que se considera
que un extranjero ha logrado un buen dominio en
español cuando es
capaz,
entre otras cosas, de
utilizar los varios
tipos de
unidades fraseológicas de manera correcta. Pero
esto puede conseguirse sólo insistiendo en el
uso de estas
formas e incluyendo su estudio en los varios
programas de E/LE.
Para
saber cómo enseñar estos
elementos hay ciertas cuestiones
que debemos conocer
como,
por ejemplo, las equivalencias con la lengua
materna del estudiante. Las personas
que
desde hace años
nos dedicamos a la enseñanza del español
como lengua extranjera y
que trabajamos
principalmente con
grupos homogéneos, estamos acostumbrados a
individualizar
todo fenómeno
que evidencie
una conexión
entre la lengua
materna de los estudiantes y la lengua
objeto de estudio. En el
caso
concreto de las locuciones, el
panorama se presenta
bastante borroso puesto
que no existen trabajos de
tipo contrastivo italiano-español
sobre el
tema. Tampoco se dispone de
materiales
específicos
que sean
una ayuda
para el profesor de E/LE,
incluso en los diccionarios monolingües de
aprendizaje (DMA) dirigidos
específicamente a estudiantes extranjeros,
encontramos dificultades a la
hora de
localizar
este
tipo de
sintagma
dentro de los artículos lexicográficos. Creemos
que un trabajo de
tipo contrastivo de
este
tipo sería de gran utilidad en el
aula, además de productivo, puesto
que además de las locuciones españolas
que no guardan ninguna relación con su equivalente
semántico en la lengua
materna del estudiante y viceversa, existen otras
locuciones
que tienen un equivalente directo en la lengua
objeto, bien sea
desde el punto de
vista sintáctico, del
significado o de
ambos.
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