La enseñanza de las locuciones
a estudiantes de E/LE

Esther Gutiérrez Quintana (UECE)

 

Sobre las locuciones

Las locuciones pueden ser consideradas un tipo de unidad fraseológica junto con los refranes, las fórmulas rutinarias o las colocaciones. Las unidades fraseológicas se describen, en primer lugar, como la fijación de dos o más palabras, pero son determinantes también la alta frecuencia de uso, la combinación de unidades, la fijación formal y semántica, también llamada idiomaticidad, y además son permutables por un enunciado. En cuanto a la identificación de las locuciones, podemos decir que la verdadera dificultad reside en establecer y definir las características que las diferencian de otros tipos de estructuras, sobre todo si tenemos en cuenta que es muy complicado separar las locuciones de otros elementos de similares características como los refranes o las colocaciones. Por eso, para estudiar los rasgos que las definen y separan de otros sintagmas o enunciados es necesario situarlas en un contexto que nos ayude a determinar dichos rasgos, como veremos en el próximo capítulo. Asimismo, nos encontramos ante un problema de tipo terminológico, puesto que las locuciones se reconocen también con nombres como modismos, frases hechas y expresiones fijas, principalmente. El término de modismo fue ya rechazado por Casares hace más de cincuenta años, pues se refiere a un componente idiomático de la lengua pero sin aludir a su naturaleza de fenómeno lingüístico. La denominación de frase hecha resulta demasiado vaga e inexacta ya que no marca unos límites claros, sino que según esta definición casi todo puede ser una frase hecha. Más acertado y generalmente admitido es el término de expresión fija, ya utilizado por Alberto Zuluaga en su primer manual sobre fraseología. En cuanto al término locución, que en un principio fue utilizado por algunos autores para designar un tipo determinado de expresiones fijas, es el más utilizado en la bibliografía existente sobre el tema y en el ámbito de la fraseología en general, aunque esto no quita que en algunos manuales y libros de didáctica se descubran siempre nuevas e inusitadas denominaciones. Entre las definiciones más actuales nos parecen muy claras las que se proponen en CLAVE, el Diccionario de uso del español actual, publicado en 1996, que considera la locución una “combinación fija de palabras que forman un solo elemento oracional y cuyo significado no es siempre el de la suma de significados de sus miembros” y la de la vigésimo primera edición del DRAE “combinación estable de dos o más palabras, que funciona como oración o como elemento oracional, y cuyo sentido unitario no siempre se justifica, como suma del significado de los componentes”.

Para no caer en confusión, es importante diferenciar las locuciones de los sintagmas metafóricos, puesto que la metáfora es un recurso de la lengua que se usa con mucha frecuencia y en varios tipos de textos y registros. Además, son abundantes las metáforas lexicalizadas, es decir, que se han instaurado de manera decisiva en el sistema lingüístico gracias al uso profuso que se ha hecho de ellas, y que, no sólo presentan un alto nivel de idiomaticidad, sino que puede haber tenido lugar la fijación de alguna de sus partes. Otra razón que puede hacer que un sintagma metafórico se confunda con una locución la encontramos en los casos en los que el atributo metafórico está estrechamente unido con la cópula, de manera que no es posible combinarlo con otro verbo (ser un lince, refrescar la memoria, llevar los pantalones, etc.) Tampoco tenemos que confundir las locuciones con las unidades sintagmáticas o con las colocaciones. Las primeras son un tipo de compuesto que se forma por medio de un procedimiento de creación regular y que forman unidades de sentido entre los dos miembros de una relación de identidad. En cambio, las colocaciones son unidades fraseológicas que se diferencian de las locuciones por su falta de consolidación. En definitiva, la locución es, ante todo, un tipo de sintagma, junto con las metáforas libres, los compuestos sintagmáticos y las colocaciones, pero frente a estas categorías presentan un rasgo propio: el de ser los sintagmas más estables. No obstante, no se puede olvidar que no pueden separarse de las anteriores, puesto que la lengua está formada por un continuum de unidades que evolucionan, y en algunos casos estos sintagmas pueden llegar incluso a la categoría de locuciones dependiendo del grado de fijación e idiomaticidad alcanzado.


 

Características generales

En el capítulo anterior nos referíamos a dos cuestiones que determinan si estamos frente a una locución o frente a otro tipo de unidad fraseológica: la fijación y la idiomaticidad. Primeramente, hay que determinar si el sintagma que se está examinando es fijo o si se trata de un sintagma libre. Un procedimiento para identificar este tipo de combinaciones es comprobar si es posible la sustitución de sus varios elementos y si existe la posibilidad de introducir elementos nuevos en dicho sintagma. Las locuciones tienen un comportamiento unitario que las caracteriza pues sus componentes no son sustituibles ni admiten la variación de su estructura mediante la introducción de formas nuevas. En cuanto a los varios elementos que conforman una locución, éstos no permiten generalmente variaciones como la inclusión de un sufijo o un adyacente y tampoco se admitirían determinadas variaciones como la forma pasiva, aunque puede suceder que alguno de sus formantes pueda ser sustituido por una forma sinónima.

Una característica más de las locuciones es que pueden presentar ciertas anomalías que a su vez determinan un rasgo propio de éstas. Por ejemplo, la pronominalización anómala (dársela con queso), el uso de un pronombre de objeto directo (tomar las de Villadiego) que indica que se ha producido una evolución desde estados sincrónicos anteriores y que se ha fosilizado, falta de concordancia entre el núcleo y su adyacente (a pies juntillas), etc.

En algunas locuciones encontramos elementos que no se registran en otros enunciados, y que son exclusivos de algunas unidades fraseológicas (a troche y moche, a la virulé). Estos elementos idiosincrásicos reciben el nombre de palabras diacríticas, según la definición de Zuluaga (1980: 102-103) puesto que al ser formantes exclusivos de las locuciones funcionan como signo diacrítico de las mismas y como índices de que la fijación se está llevando a cabo. En definitiva, la fijación es la primera de las características de las locuciones, puesto que son sintagmas que siempre se reproducen del mismo modo, no permiten modificaciones de su estructura como la sustitución o la adición de complementos y en ocasiones contienen palabras diacríticas.

La idiomaticidad es la segunda característica que diferencia a las locuciones de otros enunciados. Su significado se aleja del significado literal y, aunque en la mayoría de los casos esto sobreviene por medio de una metáfora, en otras ocasiones el medio para este alejamiento será el empleo de otros recursos estilísticos como la metonimia o la hipérbole. A veces la locución puede tener un equivalente literal pero sus significados respectivos se suelen encontrar bastante alejados, de hecho, sucede frecuentemente que la falta de un homófono literal dificulta la interpretación de la locución, ya que no sería una expresión transparente, no existiría elemento alguno que indicase al aprendiz de español el verdadero sentido de dicha unidad fraseológica. En el caso anterior, no sería posible proceder a una lectura específica de cada una de sus partes, sino que habría que buscar el sentido figurado general del sintagma.

Otra circunstancia que induce a la idiomaticidad en una locución es la aparición de una palabra diacrítica, luego serán idiomáticas también, además de fijas, todas las locuciones que contengan una anomalía, cuya fosilización se refleje tanto desde el punto de vista sintáctico como semántico. No obstante, ésta no es una regla exacta porque hay casos de locuciones cuya interpretación sí es la suma del significado de sus elementos, lo que quiere decir que sería una locución fija pero no idiomática (hacerse el loco, tener claro algo), de la misma manera que otras locuciones tienen una parte figurada y otra literal (vivir del cuento).

Existen también algunos sintagmas figurados que son idiomáticos pero no fijos, puesto que, aunque sólo cabe la interpretación figurada, tienen la característica de poder sufrir variaciones en sus componentes, añadir un elemento o variar el orden de los mismos y, por lo tanto, al no haber fijación no se puede hablar de locuciones.

Finalmente, en español hay también locuciones en proceso de fijación, que manifiestan idiomaticidad como ponerse medallas, echar un cable, etc., no olvidemos que la lengua cambia y evoluciona a lo largo del tiempo y que algunas locuciones tienen, en su acepción moderna, un significado muy diferente al originario.


 

Posibles clasificaciones

No menos problemático se presenta el asunto de la clasificación de las locuciones por categorías. Éste es un tema que fue abordado en su momento por autores expertos en fraseología como Zuluaga, Casares o Gloria Corpas, que proponen clasificaciones bastante novedosas. Por su parte, Ruiz Gurillo (2001: 37-46) recoge dos propuestas de clasificación, además de la suya propia. La primera de ellas se basa en los propios rasgos internos de las locuciones; es la propuesta de Tristá (1976-77), que tiene en cuenta el grado de motivación y fosilización y que, en orden creciente, distingue entre adherencias fraseológicas, poco motivadas y muy fosilizadas (a pies juntillas) unidades fraseológicas, que presentan una motivación mayor (pasar las de Caín), combinaciones fraseológicas, que tienen cierto grado de regularidad (hacer el paripé) y expresiones fraseológicas, semánticamente indivisibles y formadas por palabras libres (centro docente superior). Alberto Zuluaga (1980: 135-138), en cambio, no tiene en cuenta exclusivamente la motivación, sino también el grado de fijación e idiomaticidad de las locuciones, además de distinguir entre expresiones no fijas o libres (bailar y cantar), construcciones fijas que no presentan idiomaticidad (dime con quién andas y te diré quién eres), expresiones semiidiomáticas, que son expresiones fijas cuyo significado no es ni literal ni completamente inmotivado (un lobo con piel de oveja) y, por último, las expresiones idiomáticas, en las que al menos uno de sus componentes es parte de un signo total (Alma Mater). Si las expresiones fijas idiomáticas presentan una sola parte fija se consideran mixtas (terco como una mula); si incluyen elementos arcaicos, procedentes de otras lenguas históricas o creaciones únicas, serán idiomáticas con elementos únicos (mondo y lirondo); pueden presentar anomalías estructurales como la concordancia de género irregular (a ojos vistas), orden de palabras anómalo (de armas tomar) o un pronombre sin referencia a un nombre determinado (hacer de las suyas); pueden ser idiomáticas con elementos metalingüísticos autodesignativos (meter las cuatro) o idiomáticas con estructura regular (tomar el pelo). En tercer lugar, Ruiz Gurillo propone otra clasificación de las unidades fraseológicas que ella misma llama de centro y periferia, según las propiedades de fijación e idiomaticidad en secuencias derivadas de su estructura formal, pudiendo tener una idea general de los sintagmas nominales, los sintagmas verbales y los sintagmas prepositivos fraseológicos fijos del español.

El segundo tipo de clasificación al que se aludía al principio se establece según la categoría sintáctica a la que las locuciones pertenecen: pueden ser nominales, adjetivales, adverbiales, prepositivas y conjuntivas, por lo que se denominará clasificación categorial. Las propuestas más relevantes son las de Casares (1950), Zuluaga (1980) y Corpas (1996). Casares propone una clasificación en locuciones significantes, que cuentan con elementos conceptuales con significado léxico y conexivas, que tienen sólo significado gramatical. Las primeras se dividen en denominativas, si tienen relación con un nombre común (tocino de cielo), singulares, si están relacionadas con el nombre propio (la carabina de Ambrosio) e infinitivas, si se relacionan con el infinitivo (coser y cantar). Las segundas pueden ser conjuntivas (con tal que) o prepositivas (en pos de). Zuluaga (1980: 139) resume la clasificación de Casares y propone una ordenación de las expresiones fijas dependiendo del nivel de estructuración en que pueden combinarse: la palabra, el sintagma, la frase y el texto. Por último, Corpas (1996: 270) distingue entre locuciones nominales (mosquita muerta), adjetivas (corriente y moliente), adverbiales (gota a gota), verbales (nadar y guardar la ropa), prepositivas (gracias a), conjuntivas (antes bien) y clausales (salirle a alguien el tiro por la culata).

 

La enseñanza de las locuciones en e/le

La enseñanza de las unidades fraseológicas a estudiantes de E/LE se puede enfocar desde varios puntos de vista, por ejemplo, dependiendo de los contenidos funcionales que el alumno debe asimilar en un contexto determinado de enseñanza-aprendizaje o dependiendo de las funciones comunicativas que se quieran ejercitar.

La mayor dificultad para la enseñanza de estos elementos en muchos casos proviene de la falta de equivalencia entre el significado figurado de la locución y el significado literal de cada uno de sus constituyentes. Esta falta de identificación semántica entre las partes y el todo, provoca en el discente dificultades a la hora de comprender estas estructuras y de utilizarlas de manera espontánea en sus intercambios comunicativos.

Otro problema es que las locuciones son unidades fijas, lo que induce al riesgo de memorización de las mismas por parte de los alumnos. Pero la mayor carencia es, sin duda, la falta de material didáctico específico para el aprendizaje en el aula de locuciones y de unidades fraseológicas en general. Pese a ello, nada nos impide aprovechar el material ya existente, como los varios y muy útiles diccionarios de unidades fraseológicas, los apartados dedicados a las locuciones en otros diccionarios (por ejemplo en la versión electrónica de CLAVE) o los libros de ejercicios, sin olvidar que el material didáctico más adecuado es siempre el que el propio profesor elabora, dependiendo del nivel y objetivos específicos del grupo con el que trabaja. Una eficiente clasificación, un análisis semántico sensato y la creación de un surtido y sistemático conjunto de ejercicios que consientan su entrenamiento, serán las técnicas más eficaces para presentar las locuciones de forma ordenada y asimilable por parte de los discentes.

En lo concerniente a la complejidad específica de estas formas, debemos tener siempre en cuenta que no es un sector de la lengua fácil de presentar en un contexto didáctico. El profesor de E/LE no podrá profundizar de inmediato en el estudio de las locuciones, sino que es preferible que los estudiantes que afronten este argumento, dispongan ya de un cierto nivel de competencia lingüística y comunicativa. El requisito de haber alcanzado un nivel intermedio o superior es sin duda ineludible para captar ciertos matices semánticos y utilizar las locuciones en contextos lingüísticos adecuados. Por otro lado, no olvidemos que estamos hablando de una parte significativa de nuestra lengua que, en ningún caso, podemos obviar en el proceso de enseñanza-aprendizaje, puesto que renunciaríamos a recursos muy fructíferos para ciertos usos sociales del lenguaje o para la organización el discurso, entre otras cosas.

 

Propuesta didáctica: ejercicios

Existen muchas formas de presentar las locuciones de forma didáctica, pero hay que tener siempre en cuenta que ciertas técnicas como análisis formal, desde el punto de vista sintáctico, semántico o morfológico, o el análisis pragmático, resultan soluciones poco pedagógicas. Es importante que, en una propuesta didáctica de este tipo, se opere con una metodología que permita al alumno descubrir el sentido de las locuciones por medio de la observación, el análisis y la deducción; que le permita producir y sistematizar las estructuras aprendidas y que le lleve a generalizar y conceptuar lo aprendido. En nuestra propuesta diferenciaremos los varios ejercicios dependiendo del material que se requiere para realizarlos. Estas actividades están pensadas preferiblemente para estudiantes con un cierto grado de competencia lingüística en español, es decir, para grupos de nivel intermedio-superior. También presuponemos que los alumnos son capaces de utilizar el diccionario con soltura, para lo que podría ser útil dedicar alguna clase para que se familiaricen con los diccionarios fraseológicos.

 

Actividades con diccionario

I. Relaciona estas locuciones con su definición:

a los pies (de alguien), con pies de plomo, al pie del cañón, a pies juntillas, con el pie izquierdo, al pie de la letra, cojear del mismo pie, buscare tres pies al gato, con los pies por delante, nacer de pie

 

empeñarse en encontrar dificultades, inconvenientes, o complicaciones / atento y sin abandonar el deber / despacio, con cuidado o con cautela / muerto o sin vida / firmemente, sin la menor duda / sin acierto o con mala suerte / a su entero servicio / tener el mismo defecto / literalmente / tener muy buena suerte

 

II. Busca locuciones en el diccionario para continuar estas series:

-cabeza hueca, cabeza de chorlito, cabeza de turco, cabeza de familia, cabeza dura,...

-juego de manos, juego de rol, juego de niños,...

-mandar (a alguien) a la porra, mandar (a alguien) a freír espárragos,...

-salir rana, salir mal parado, salir el tiro por la culata,...

-subirse a la parra, subirse por las paredes, subirse a la chepa (de alguien),...

 

III. Busca en el diccionario estos pares de locuciones y di cuáles de ellas son coloquiales:

como pez en el agua, estar pez

peder los papeles, papel mojado

chupar la sangre, a sangre fría

a precio de coste, no tener precio

echar una cana al aire, peinar canas

Ahora forma una frase con cada uno de los significados que has encontrado.

 

IV. Prepara una lista de locuciones. Tu compañero deberá encontrar su significado y formar una frase con ellas.

 

V. Elige la locución correcta entre estas dos posibilidades buscando en el diccionario.

a bombo y platillo / con pandereta y platillo

hacérsele (a alguien) la boca Fanta / hacérsele (a alguien) la boca agua

caérsele (a alguien) el alma a los tobillos / caérsele (a alguien) el alma a los pies

 

VI. ¿Qué significa la expresión correr con los gastos? Explica cómo aparece en tu diccionario, ¿es una ordenación alfabética, o depende del núcleo semántico?

 

VII. Elabora una definición de cada una de las siguientes locuciones. Después comprueba si tu definición se ajusta a la que aparece en tu diccionario.

a bocajarro

bajar la guardia

como agua de mayo

pelillos a la mar

rizar el rizo

hacerse (alguien) el sueco

 

VIII. Sustituye las palabras en negrita con una locución que tenga el mismo significado de entre las siguientes: “por todo lo alto”, “no dar pie con bola”, “ni corto ni perezoso”, “vacas flacas”, “apretar el paso”, “estar en un callejón sin salida”.

Celebró su cumpleaños con todo tipo de lujos

Has suspendido el examen porque no has acertado nada

Se quitó la ropa y con decisión y sin pensarlo se tiró al agua

No hay duda, estamos en una época de dificultades y de escasez

Anda más deprisa o perderemos el tren

He perdido todo lo que tenía y ahora estoy en una situación difícil de resolver

 

Actividades sin diccionario

A. Comprensión del significado y contextualización

 

I. Parafrasea las siguientes locuciones. No olvides que el registro debe ser el mismo.

Tienes que decir un santo y seña para que te abran.

Tuve que morderme la lengua para no contarse todo

La lluvia dio al traste con la excursión

A la cabeza de la manifestación iban los pacifistas

Sol. Contraseña, contenerme, echó a perder, delante o en primer lugar

 

II. Te proponemos una serie de locuciones equivalentes en tu propia lengua (en italiano, en este caso). Relaciónalas y explica su significado.

bajar la cabeza

cabeza abajo

a la/en cabeza

cabeza de ajo

cabeza cuadrada

meter en la cabeza

perder la cabeza

subirse a la cabeza

tener la cabeza en su sitio

abbassare la testa

a testa in giù

in testa

testa d’aglio

testa di rapa/cavolo

entrare in testa

perdere la testa

dare in testa

avere la testa a posto

 

III. Escribe una pequeña historia utilizando todas las locuciones que te proponemos a continuación.

ir de boca en boca, oir campanas y no saber dónde

jugarse el tipo

lágrimas de cocodrilo

la tira

irse de las manos

humor de perros

apretar las tuercas a alguien

 

B. Actividades lúdicas[1]

I. Descubre qué partes del cuerpo son necesarias par formar las siguientes frases hechas.

Hoy está de muy mal humor. Tiene (              ) de pocos amigos.

Su marido es tan egocéntrico que se cree el (               ) del mundo.

Los dos vecinos tuvieron una discusión tan fuerte que llegaron a las (         ).

¡Cuenta, cuenta! Soy todo (                ).

A su hermano le gusta meter las (            ) donde no le llaman.

Nunca piensa lo que dice ni lo que hace, así que siempre mete la (         )

Es un proyecto muy importante, por eso hay que ir con (            ) de plomo.

El mérito también es de Carlos, hemos trabajado (           ) con (          )

Juan siempre habla por (          ) de otro.

Pedro siempre está de broma, cuando puede nos toma el (           ).

Ayer por la noche estaba tan preocupado que no pegué (           )

Siempre nos presta su ayuda, no le cuesta arrimar el (              )

Tienes más cara que (               ) siempre me toca fregar a mí.

Es una buena persona, se nota que habla con el (            ) en la mano.

Hace las cosas sin pensar en las consecuencias. No tiene dos (          ) de frente

Le tiramos de la (            ) y acabó confesándolo todo.

Solución: cara, ombligo, manos, oídos, narices, pata, pies, codo, boca, pelo, ojo, hombro, espalda, corazón, dedos, lengua,

 

II. Completa las siguientes frases hechas con el nombre de animal que sea necesario.

Tratar a alguien con desprecio, es tratarlo como al último (             )

Ser muy miope es no ver tres en un (             )

Ir muy deprisa, sin detenerse en detalles es ir a mata (             )

Buscar las dificultades es buscarle tres pies al (              )

Irse a la cama muy pronto es acostarse con las (                )

Meterse en un lío, en un peligro, es meterse en la boca del (             )

Conocer lo que pasa en el momento, saber lo que está de moda es estar al (           )

Pagar las consecuencias negativas de una acción es pagar el (         )

No meterse en líos es ver los (          ) desde la barrera

Hacer el tonto es hacer el (            )

Estar distraído, es estar mirando las (                )

Solución: mono, burro, caballo, gato, gallinas, lobo, loro, pato, toros, ganso, musarañas

 

III. Explica con gestos o con dibujos a tu compañero el significado de algunas locuciones que ambos conozcáis. Gana el que más definiciones adivine.

 

IV. Reordena los elementos de estas frases para formar locuciones.

mano / poner / fuego / la /el / en

en / camisa / mangas / de

hacer / mandar / a / gárgaras

lobos / camada / de / una / misma

lo / lo / servido / por / comido

viva / llorar / lágrima / a

alguien / a / llevarse / huerto / al

la / liarse / la / a / cabeza / manta

a / bandas / dos / jugar

los / a / subírsele / alguien / humos

 

V. En parejas, preparad un diálogo utilizando las siguientes locuciones.

irse de la lengua, in sécula seculorum, huelga de brazos caídos, hecho una fiera, hasta más no poder, coger el toro por los cuernos

 

Conclusiones

Es sabido que se considera que un extranjero ha logrado un buen dominio en español cuando es capaz, entre otras cosas, de utilizar los varios tipos de unidades fraseológicas de manera correcta. Pero esto puede conseguirse sólo insistiendo en el uso de estas formas e incluyendo su estudio en los varios programas de E/LE. Para saber cómo enseñar estos elementos hay ciertas cuestiones que debemos conocer como, por ejemplo, las equivalencias con la lengua materna del estudiante. Las personas que desde hace años nos dedicamos a la enseñanza del español como lengua extranjera y que trabajamos principalmente con grupos homogéneos, estamos acostumbrados a individualizar todo fenómeno que evidencie una conexión entre la lengua materna de los estudiantes y la lengua objeto de estudio. En el caso concreto de las locuciones, el panorama se presenta bastante borroso puesto que no existen trabajos de tipo contrastivo italiano-español sobre el tema. Tampoco se dispone de materiales específicos que sean una ayuda para el profesor de E/LE, incluso en los diccionarios monolingües de aprendizaje (DMA) dirigidos específicamente a estudiantes extranjeros, encontramos dificultades a la hora de localizar este tipo de sintagma dentro de los artículos lexicográficos. Creemos que un trabajo de tipo contrastivo de este tipo sería de gran utilidad en el aula, además de productivo, puesto que además de las locuciones españolas que no guardan ninguna relación con su equivalente semántico en la lengua materna del estudiante y viceversa, existen otras locuciones que tienen un equivalente directo en la lengua objeto, bien sea desde el punto de vista sintáctico, del significado o de ambos.

 

Bibliografía

CASARES, J. Introducción a la lexicografía moderna. Madrid: Revista de Filología Española, 1950, anejo LII (reimpreso en 1969 y 1992).

CORPAS PASTOR, G. Manual de fraseología española. Madrid: Gredos, 1996.

GÓMEZ MOLINA, JOSÉ RAMÓN (1997), “El léxico y su didáctica”, en REALE. Revista de Estudios de Adquisición de la Lengua Española, n° 7, 1997, p. 57-68, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá.

Iglesias Casal, Isabel y Grande, María Prieto. ¡Hagan juego! Actividades y recursos lúdicos para la enseñanza del español. Madrid: Edinumen, 1998.

MARTÍN GARCÍA, J. El diccionario en la enseñanza del español. Madrid: Arco/Libros, 1999.

PENADÉS MARTÍNEZ, I. La enseñanza de las unidades fraseológicas. Madrid: Arco/Libros, 1999.

RUIZ GURILLO, L. La fraseología del español actual, Barcelona: Ariel, 1998.

RUIZ GURILLO, L. Las locuciones en español actual. Madrid: Arco/Libros, 2001.

TRISTÁ, A. Ma. “La fraseología como disciplina lingüística”, Anuario L/L, 1976-1977, 7-8, 155-161.

VVAA. Diccionario de frases hechas de la lengua española. Larousse, 1998.

ZULUAGA, A. Introducción al estudio de las expresiones fijas, Frankfurt am Main, Peter D. Lang, 1980.


 


 


[1] Las actividades I y II son adaptaciones de: Iglesias Casal, Isabel y María Prieto Grande. ¡Hagan juego! Actividades y recursos lúdicos para la enseñanza del español. Madrid: Edinumen, 1998.